No estaba nervioso, no se movía en la silla, tampoco movía sus manos al hablar. Andrés Rolón concejal por el Bloque “Recrear” no se vende como político, pero si “tengo mis slogan”: “esto es como esperar el tren: una cosa es estar distraído leyendo el diario y otra es estar atento o preparándose para subir al tren, eso también influye”, dice con respecto a la suerte.Él jugó mucho tiempo al rugby y hoy es entrenado/colaborador de un equipo donde juega uno de sus hijos. Aquí aparece otro de sus slogan: “el sábado a la mañana es mi terapia”, día que realiza esta actividad.
Hay un portarretrato que junta a todos los integrante: Tomás, Nacho, Delfina sus tres hijos y María Marcela, su señora con quien está casado hace 15 años. “Estoy contento y satisfecho de la familia que hemos conformado con mi mujer “, expresa.Concentrado en hacer memoria emotiva frente a algunas preguntas…su vista se perdía por los distintos rincones del despacho…intentando recordar…”Nos conocimos en Beccar, en la Parroquia de Lourdes, con los años nos pusimos de novios…tres años y después nos casamos”.
Tiene la alianza, lustrada, que brilla en el dedo…Tiene el pelo prolijamente cortado Tiene voz de radio, de antiguo locutor, de esos que ya no hay…El gris, el verde y el amarillos se mezclan en sus ojos…
“Soy abogado, me recibí a los 21 años en la UBA “, y esto lo tiene que explicar: “En el ingreso conozco un señor que por su afán y por una cuestión de edad nos alentaba, a mi y a otro compañero, para dar materia libres y eso nos permitió avanzar muchísimo en la carrera”.
Habla pausado, enfatizando en aquellas palabras, que cree, se lo merecen.“Desde que empezó la democracia siempre me interesó la política pero nunca tomaba la decisión así que en un momento me dije “si te interesa involucrate”. La única forma de resolver ciertas situaciones es así”, afirma.
Cada carpeta, caja, cajita, lápiz, lapicera, papel, ha encontrado su lugar en esa oficina porque “no me hallo en el desorden”, confiesa… y sigue de confesiones: “yo soy el que me guardo las camisas. Llego de trabajar, me saco el traje y lo cuelgo”, y sigue confesándose…”me gusta ir al supermercado, lo disfruto. Muchas veces mi mujer me protesta porque traigo cosas que no hacen falta, me reta porque lleno el chango de pavadas”, cuenta riendo.
Su risa… la mejor cualidad.
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