domingo, 5 de diciembre de 2010

Concurso: Caperucita Roja, en 140 caracteres


Un sitio web propuso un original concurso a sus lectores: escribir una versión del tradicional cuento en el mismo espacio que un mensaje permitido en Twitter. La iniciativa fue un éxito: hubo más de 650 historias.

"Un silencio vale más que mil palabras", reza el refrán, en muchos casos con razón. Ahora bien, ¿cómo decir todo en 140 caracteres? Ese desafío que implica usar Twitter motivó a un sitio web de cuentos a lanzar un concurso para sus lectores. La propuesta consistió en que realizaran una versión libre de Caperucita Roja en el mismo espacio que brinda la red social a sus usuarios para enviar mensajes. Para sorpresa de sus creadores, los periodistas Juan José Panno y Mónica Pano, la iniciativa fue todo un éxito. "Nos llegaron más de 650 obras", cuenta con mucha satisfacción Panno, fundador y codirector de las escuelas de periodismo Tea y Deportea.

"La idea de este concurso surgió para celebrar que abrimos un perfil de la página (Cuentosymas.com.ar) en Twitter. Pensábamos que la respuesta iba a ser chica, nunca imaginamos que íbamos a recibir más de 600 textos. Fue sorprendente. Seguramente influyó que el tema fue Caperucita, que es una historia muy conocida por todos y permite jugar en torno de ella e imaginar las situaciones más disparatadas", explica Panno a Clarín.com.

El concurso prendió tanto que incluso dos personas decidieron subir la apuesta y enviaron 140 versiones distintas de Caperucita Roja. "Lo que provoca generalmente la microficcion es ganas de leer otras cosas, es una puerta de entrada a la lectura. Uno no puede pasarse la vida leyendo sólo microficción, pero tampoco puede renegar de eso. Es un género que puede resultar divertido y que además exige una cierta preparación del lector porque muestra la punta del iceberg y para entender el juego hay que tener conocimientos previos".

Si la Caperucita Roja cuenta con innumerables versiones, esta propuesta hizo sumar unas cuantas más. Desde historias con ribetes cómicos hasta algunas lúgubres, pasando por las infaltables románticas e, incluso, policiales y sexuales. "Hay un montón de historias de amores cruzados: el Lobo con La Abuela, La Abuela con el Leñador, el Leñador con Caperucita. Mucha gente lo agarró por el lado del romanticismo y del erotismo", repasa Panno.

Además de la cantidad de participantes, a Panno lo sorprendió la diversidad de países representados en el concurso. "Nos escribieron desde México, Honduras, Puerto Rico, Venezuela, y Chile. También de España, donde la minificción tiene mucho peso", destaca.

El crecimiento de internet facilitó el acceso a la lectura, una de las herramientas más recomendadas para contrarrestar los errores de ortografía. Pero, en contrapartida, la necesidad de sintetizar, ya sea por espacio (en las redes sociales) o por el cansancio que puede provocar mantener prolongadas conversaciones de chats, hizo que el lenguaje escrito se deformara, especialmente en el ciberespacio. Así, es común encontrar abreviaturas o palabras escritas con distintas letras que permiten "ahorrar" caracteres. En este aspecto radica la otra satisfacción de Panno. "No encontré errores de ortografia y casi ninguna abreviatura", asegura.

Las obras, que se pueden leer en el sitio, serán analizadas por el jurado compuesto por los escritores Juan Sasturain y Sandra Bianchi. Y para el ganador habrá un premio que estimula a sumergirse más en la lectura: los Cuentos Completos de Julio Cortázar, tomos 1 y 2, de la Editorial Alfaguara.

Para consuelo de quienes se quedaron afuera del concurso de Caperucita, Cuentosymas.com.ar tiene un nuevo desafío para sus lectores: redactar una carta o un relato acerca de Papá Noel en no más de 600 caracteres. A pensar y escribir...

Algunos cuentos de Caperucita Roja, en 140 caracteres
La gula: En el bosque se está mejor, piensa la niña. Saca el pan, la mermelada, el mate y ¡que la abuela se joda! (Gabriela Baby)
En la soledad del geriátrico, la abuelita lamenta no haber sido comida por el Lobo. (Adriana Sofía Baldessari)
Por las noches, en la taberna, el Leñador trata de olvidar con el alcohol su complicidad con el Lobo. (Adriana Sofía Baldessari)
Su abuela era un lobo. Su abuela era un lobo que se había comido a la abuela. (Salvador Biedma)
Diván: -¿Podrá curarme, doctor? Yo sólo quería comerla. ¡Y empezó a criticarme la nariz, las orejas, la boca! ¿Qué soy, doctor? ¿Un monstruo? (Rubén Faustino Cabrera)
Epitafio de la abuela de Caperucita Roja: "No me esperen para comer". (Alberto Chara)
Clasificado: Permuto caperuza roja por protector auditivo y diafragma. Los aullidos de los bebés me están volviendo loca. (Ariel Díaz)
La puerta abierta. Oscuridad y silencio. Caperucita traga saliva: tiene un mal presentimiento... Aun así, entra en la casa. (Chus Díaz)
Caperucita miró a Lobo decepcionada. Ojos grandes, nariz afilada y amplia sonrisa, había dicho él... Maldito chat sin foto. (Chus Díaz)
Llegó sólo 10 minutos tarde, pero Caperucita ya se había ido. El plan de Lobo había fracasado. Aquel día se quedó en ayunas. (Chus Díaz)
"Es él", dijo Caperucita señalando al tercer sospechoso. Lobo palideció. Ogro, Bruja y Duende respiraron aliviados. (Chus Díaz)
Harta de su doble vida, Caperucita le dio un ultimátum: "No aguanto más esta situación, lobo. Con los tres cerditos o conmigo". (Elisa De Armas)
- Ay, lobo, ya no me devorás como antes. - Son demasiados años repitiendo el mismo cuento, Caperucita. (Elisa De Armas)
Una mina, fanática del rojo (no de Independiente eh, sino del color) mató a su abuela y mandó una coartada ¡digna de escritor! (Verónica Enterrio)
"¡Es una clara muestra de la inseguridad de los bosques!", grita una vecina de Caperucita frente a las cámaras de televisión. (Analía Fernández)
Cuando dio el primer corte, el leñador comprendió que el plan urdido por Caperucita para acabar con el terror en el bosque había funcionado. (Sergio Frugoni)
Altruismo: Hambriento, sí, pero ante todo humanitario, el lobo se conformó con la cesta de Caperucita. (Guillermo García)
Especulador: El leñador dejó escapar al lobo. Luego se casó con la madre de Caperucita, única heredera de la opulenta abuelita. (Guillermo García)
Timidez: Sin decidirse, el lobo miraba a Caperucita, dolorido e inmóvil, alejarse por el bosque para siempre. (Guillermo García)
Cuando el Lobo me dijo "No sabés a la minita que me estoy comiendo", nunca pensé que sería tan textual. (Amigo del Lobo) (Walter Gomel)
Bigote, camisa inflada de pectorales, gesto rancio de asco en la cara y escopeta en mano. De un tiro, termina al fin el zoofílico romance. (Gonzalo M)

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