Una de las primeras frases de la entrevista fue: “es más del 50 % del recorrido darse cuenta de por qué uno esta acá”, Carlos Arena, concejal por el bloque Unión Celeste y Blanco de Vicente López, se incluye dentro de este grupo, el grupo que ha encontrado su camino.
“Creo que lo que tiene que ver con la militancia viene como inserto en el ADN de uno”, dice esto porque le cuesta estipular una edad que marque como bisagra el inicio de la militancia.
No viene de cuna política, sin embargo muchos creen que sí. Su mamá, Estela, hoy es una reconocida militante social, pero quien la acerco a la política fue su mismo hijo, Carlos: “Ella empezó a meterse, a acompañarme a la Unidad Básica que tenía mi tío en Florida, todo para cuidarme desde adentro”. Así, su madre, también “descubrió su verdadera vocación “, dice.
Estudió la carrera de Abogacía en la UBA, mientras, se recibió de Martillero.
Su padre es martillero y corredor público, tiene una inmobiliaria en Olivos hace 35 años: “Arena, bienes raíces”.
Hoy ejerce la abogacía en su estudio privado, sin embargo dice que “siempre desde que estudié abogacía sabía que mi destino era la política y no la profesión”, y agrega con picardía: “espero que mis clientes no se enojen”.
Picardía que lo caracteriza, al igual que su simpatía, pero cuando habla en serio…se pone serio.
Tiene la capacidad de sonrojarse, característica poco vista en el ambiente político.
Arena tiene una hermana. Ocho años más chica que él.
¿Has sido “cuida” con ella?
Terrible. Es la sangre “tana” y de la más jodida: mi papá es Siciliano.
Pero, la sangre “tana” también tiene su costado favorable: “Soy muy familiero, disfruto mucho de que la familia este reunida en la mesa, soy el que busca que se junten más allá de las asperezas”.
“Tano, taurino y testarudo”. Esa es su definición de él mismo, a base de “T”.
Conoció a su esposa en las internas del 2004 donde él era candidato a vicepresidente del Partido Justicialista, dado que ella era militante y también candidata a Secretaria de la Juventud. “Empezamos a salir la noche de cierre de campaña después de un acto, como verás la política cruza mi vida en todos los aspectos”, aclara.
De ese amor nació Joaquín, “vino en un momento muy particular”, dice.
Claro, dice esto porque: es candidato a concejal después de 18 años de militancia de la mano de Francisco de Narváez que triunfa en la provincia, y en ese momento también vino su hijo.
“En vez de venir con un pan, vino con una banca abajo del brazo. Venía haciendo fuerza por eso salio grandote”, bromea.
Confiesa que tiene la foto de su bebé sonriendo en la pantalla del celular, también confiesa que muchas veces las cosas no le salen como lo espera, pero, más allá de eso tiene su propia fórmula secreta: cuando mira a su hijo “es una forma de reencontrarle el sentido a todo muy rápido”.
A los 8 años fue operado de cataratas por eso sus ojos parecen dormidos, como si se hubiera levantado de una larga siesta.
Si se le pregunta que le gusta, comienza a enumerar una corta lista que luego es truncada ya que su discurso se vuelve político. Todas sus respuestas terminan en eso. Está en su ADN, él lo dijo.
“Militar, para mí, es sinónimo de evangelizar”
¿Sos religioso?
Si, soy católico y muy creyente. Creo muchísimo en Dios.
Si tuviéramos que hacer una lista con los elementos: Dios, política y familia. ¿En qué orden los podes ubicar?
….
Piensa…
Sigue pensando…
Hasta que encuentra una respuesta en su cabeza, que le va a resultar difícil de expresar: “Le soy infiel a mi familia con la política. El amor y la pasión, y Dios la creencia”.
Resuelve de esta manera el ejercicio y queda bien con “Dios y con el diablo”.
“Creo que lo que tiene que ver con la militancia viene como inserto en el ADN de uno”, dice esto porque le cuesta estipular una edad que marque como bisagra el inicio de la militancia.
No viene de cuna política, sin embargo muchos creen que sí. Su mamá, Estela, hoy es una reconocida militante social, pero quien la acerco a la política fue su mismo hijo, Carlos: “Ella empezó a meterse, a acompañarme a la Unidad Básica que tenía mi tío en Florida, todo para cuidarme desde adentro”. Así, su madre, también “descubrió su verdadera vocación “, dice.
Estudió la carrera de Abogacía en la UBA, mientras, se recibió de Martillero.
Su padre es martillero y corredor público, tiene una inmobiliaria en Olivos hace 35 años: “Arena, bienes raíces”.
Hoy ejerce la abogacía en su estudio privado, sin embargo dice que “siempre desde que estudié abogacía sabía que mi destino era la política y no la profesión”, y agrega con picardía: “espero que mis clientes no se enojen”.
Picardía que lo caracteriza, al igual que su simpatía, pero cuando habla en serio…se pone serio.
Tiene la capacidad de sonrojarse, característica poco vista en el ambiente político.
Arena tiene una hermana. Ocho años más chica que él.
¿Has sido “cuida” con ella?
Terrible. Es la sangre “tana” y de la más jodida: mi papá es Siciliano.
Pero, la sangre “tana” también tiene su costado favorable: “Soy muy familiero, disfruto mucho de que la familia este reunida en la mesa, soy el que busca que se junten más allá de las asperezas”.
“Tano, taurino y testarudo”. Esa es su definición de él mismo, a base de “T”.
Conoció a su esposa en las internas del 2004 donde él era candidato a vicepresidente del Partido Justicialista, dado que ella era militante y también candidata a Secretaria de la Juventud. “Empezamos a salir la noche de cierre de campaña después de un acto, como verás la política cruza mi vida en todos los aspectos”, aclara.
De ese amor nació Joaquín, “vino en un momento muy particular”, dice.
Claro, dice esto porque: es candidato a concejal después de 18 años de militancia de la mano de Francisco de Narváez que triunfa en la provincia, y en ese momento también vino su hijo.
“En vez de venir con un pan, vino con una banca abajo del brazo. Venía haciendo fuerza por eso salio grandote”, bromea.
Confiesa que tiene la foto de su bebé sonriendo en la pantalla del celular, también confiesa que muchas veces las cosas no le salen como lo espera, pero, más allá de eso tiene su propia fórmula secreta: cuando mira a su hijo “es una forma de reencontrarle el sentido a todo muy rápido”.
A los 8 años fue operado de cataratas por eso sus ojos parecen dormidos, como si se hubiera levantado de una larga siesta.
Si se le pregunta que le gusta, comienza a enumerar una corta lista que luego es truncada ya que su discurso se vuelve político. Todas sus respuestas terminan en eso. Está en su ADN, él lo dijo.
“Militar, para mí, es sinónimo de evangelizar”
¿Sos religioso?
Si, soy católico y muy creyente. Creo muchísimo en Dios.
Si tuviéramos que hacer una lista con los elementos: Dios, política y familia. ¿En qué orden los podes ubicar?
….
Piensa…
Sigue pensando…
Hasta que encuentra una respuesta en su cabeza, que le va a resultar difícil de expresar: “Le soy infiel a mi familia con la política. El amor y la pasión, y Dios la creencia”.
Resuelve de esta manera el ejercicio y queda bien con “Dios y con el diablo”.
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