Suena lógico todo el tiempo. Las causas y las consecuencias de esas mismas causas encadenan su relato.Martín Muñiz Codina es concejal por el bloque “Unión-Pro”. Tiene 28 años de vida, la mitad de esos años los cuenta en este cuentito…”Cuando empecé el colegio secundario, si bien tuve la posibilidad de venir de una familia que siempre estuvo bien económicamente, mi viejo me inculcó algunos valores y algunos códigos entre los cuales, en esas famosas vacaciones de tres meses largos, me hacia laburar. Laburé de ayudante de obreros de distintos gremios: de carpintero, de plomero, de pintor y de albañil…lo cual fue para mi una experiencia invalorable ya que pude tener contacto con gente muy trabajadora y muy humilde, fue para mi una ventana a una realidad muy cruda. Además eso me empezó a generar ciertas inquietudes sociales que me llevaron a trabajar en proyectos sociales de distintas ONG y eso me fue generando cierta vocación de servicio que después, me fui dando cuenta, la podía canalizar a través de la política”
Tiene una repisa donde se ven varios libros reposados sobre un extremo y una alcancía en forma de chanchito, cuadrado, negro. Tiene un corcho en la pared que agarra un almanaque, la lista con los nombres de los concejales y las diferentes comisiones, todos tomados desde las cuatro puntas con pinches de color amarillo... entre todo el conjunto casi forman una obra de arte. Tiene otro corcho que sujeta un mapa de San Isidro donde están marcadas las distintas instituciones del distrito (comisarías, escuelas) con más pinches, esta vez verdes, blancos y rojos. “Todavía esta medio pelado el despacho”, dice. Pero lo poco que hay ocupa el lugar que le corresponde.
Es Licenciado en Ciencias de la Educación y es el concejal más joven dentro del Honorable Concejo Deliberante de San Isidro: “dentro del concejo recibo muy buen trato por parte de todos. Tengo la gracia y la suerte de tener compañeros muy respetuosos y con muchos códigos”. Y agrega contento: “no me imagino este rol sin mi equipo”.
Camisa con cuadritos azules, celestes y grises… bufanda azul marino haciendo juego con el pantalón. Sweter beige al igual que la chaqueta de corderoy que combinan, también, con su vista color miel. A los ojos de una mujer: un dandy de café.
“Como de lunes a sábado trabajo bastante, los domingos es mi día de desenchufe total, es el día para la familia”. Familia compuesta por padre, madre y cuatro hermanos menores: “ser el mayor tiene sus pro y sus contra, como todo”.También tiene un gran grupo de amigos a los que alude bastante como parámetro comparativo de su vida: “tengo amigos con importantes roles en cargos públicos y privados, algunos casados y otros ya están de vuelta (se casaron y se divorciaron). La responsabilidad te lleva a madurar a crecer. No me siento un bicho raro…”.
El trabajo de una manicura esta plasmado en sus pequeñas manos. Manos acompañadas por uñas muy rojas… ¿Se concentrará toda la sangre ahí?... ¿O en su ferviente pasión por su club?: “Soy enfermo de River, ahora estoy mas civilizado, durante muchos años tuve un nivel de fanatismo adolescente”, confiesa al respecto.
El sonido particular que se desliza en su hablar deschaba un paladar Ogival. Tiene marcas que no llegan a cicatrices, hechas por “una caída tonta”.Inclinado hacia atrás en el respaldo de la silla, mueve las manos (y mucho) cuando habla de cambio…“Tengo la fascinación de generar cosas. Me gustaría transformarme en un factor de cambios positivos”, dice.Vive solo, el año que viene se casa. Tuvo la posibilidad de vivir en una familia muy bien constituida pero también “pude ver como otras se desarmaban”, de esta afirmación sale un suspiro y una convicción que se hace palabra: “Vale la pena el desafío”. Detrás de él, un crucifijo. Va a formar su propia familia…“si Dios quiere… ”, Dice.
Y el muchacho que se agarra de la cruz…le guiña un ojo.
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