martes, 28 de diciembre de 2010

Miércoles, partido


Los hombres se juntan a jugar a la pelota. Son 12, 11, 10, 9. Cuando son pares es mejor.
Un día fijo en la semana, generalmente inamovible, salvo que internen a la madre.
La cancha se paga por adelantado, no valla a ser que uno se lesione y no pueda abonar.
Y es allí, en esa cancha, donde surgen las diferentes personalidades.
Veamos:

_Uno de ellos es el “vengador”, el que haga lo que haga se lo grita en la cara a su rival y hasta es capaz de sacarle la lengua. (Juro que lo vi)
_También esta el “estrella”, aquel que cruza toda la cancha gambeteando, con los pelos despegándose del sudor de la frente al compás del trote y cuando es su hora: patea y erra. Por algo no esta en la selección.
_El “compañero” es aquel que estrecha manos en cada buen pase, gol, gambeta, tiro libre y si realmente la jugada fue brillante se permite una tocada de cola.
_Nunca falta el actor, ni el veloz que corre y corre y no deja de correr, a veces mas que la misma pelota, y tal vez por eso le pasa por al lado sin tocarla.
_Una características de todos: el chivo y la puteada (es increíble).
_Una característica en particular, y esto ya es cuestión del destino, el pelotazo en los testículos (en una hora de partido hubo dos heridos).

“Le dio en los huevos”_gritó uno.

“_Donde fue?
_En las bolas…
_Hu…yo te cubro, deja”, fue otra situación.

Espero, desde esta humilde tribuna, que el destino no se obsesione con estas particularidades ya que seria un gran desafío para el desarrollo de la humanidad (en algún momento, chicas, el banco de espermas se acaba y vamos a necesitar de sus testículos futbolísticos).
El fútbol, terreno solo de hombres, a tal punto que al ver salir del vestuario femenino a un grupo de 10 mujeres, uno de los muchachos exclamó:
“_Hay algún gimnasio por acá?_ sabiendo y viendo que solo hay canchas de fútbol.
_ No. Tal vez, vinieron a jugar a la pelota_ respondí con tono de defensa de género.
_Es imposible, seguro que son las novias de los que están jugando en la cancha 13.”

“Claro, las 10 novias de shorcito y canillera fueron a ver a sus machotes transpirando”, pensé pero no dije.
Esta claro que el que no quiere ver no ve. Pero como yo prefiero ver me fui para allá y puedo asegurarles que es muy divertido ver a los hombres jugar a la pelota, el clima, el ritual que se genera alrededor de ello.
Puedo asegurarles que ellos realmente se olvidan de nosotras esa 1hs de turno, un turno sano, sin malicia ni mentira. Solo quieren desplegar su magia en la cancha y creer que Messi, a su lado, es un poroto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario