miércoles, 3 de marzo de 2010

“Me parece que vale la pena”


Se define como un hombre “más bien introvertido”, pero asegura al final de la nota “que no le costó hablar”. Es profesor de música. Es también productor, comerciante y hoy concejal. En esta mezcla de hombre tímido con iniciativa, un tanto nostálgico con manos que no son de pianista pero que siguen tocando el piano aparece Ricardo Aragona, concejal de San Isidro por el Frente Coalición Cívica - Ari.

En el 2000 genera una organización que se llama Círculo de Actividad Fruti-Hortícola, “me parecía que había que solucionar problemas dentro de este sector, por eso empecé a participar”, dice. A partir de ahí pasó a ser Secretario Nacional de la Cámara Argentina de Productores y Mercados Fruti- Hortícola.
Sus ojos pequeños le permitieron ver que había muchos problemas en el comercio minoristas, “tomé un desafío: lograr conectar al comercio minorista de la zona norte”.

¿Cómo llegó a la política? ¿Familia? ¿Amigos?
Nada. Ni amigos, ni familia política, simplemente tengo las ganas de poder servir para solucionar las problemáticas sociales.

En el 2003 siendo presidente del Mercado Abasto de Beccar invitó a todos los candidatos a presidentes: López Murphy, Rodríguez Saa, Kirchner, Elisa Carrió y Menem.
De esos candidatos “la única que vino al mercado fue Elisa Carrió. En esos encuentros ella empezó a enterarse de mi actividad y me ofreció si quería participar en política”.

Nada de resumir o de generalizar. Cuenta la historia, su historia, como si fuera la última vez.

¿En que habíamos quedado?...2003
En el 2003 fue candidato a concejal por el Ari, en el 2005 no quiso serlo “porque me parecía que me faltaba preparación”, en el 2007 tampoco aceptó pero sí lo eligieron presidente del Ari de San Isidro. Llegó el 2009 y se sentó en la banca.
“Es una responsabilidad muy importante, no es ser concejal por serlo. Estamos acá para resolver los problemas del ciudadano”, asegura.

Se lo ve medido en lo que dice, en lo que hace…hasta sus gestos se miden, como si fuera un director de orquesta.

Es profesor de música, estudió farmacia y bioquímica, aunque confiesa “no completé el estudio terciario pero sí me dediqué a la comercialización y producción que es el trabajo que venia haciendo históricamente mi familia”.

Hay, sobre su escritorio, un canasto de caramelos ácidos para matar la ansiedad de los golosos.

Cuatro hijos varones conforman su familia. Divorciado. Racional. Tiene un nieto y “dos en camino”, debe ser por eso su sonrisa de abuelo.

Los hijos le han preguntado: “Papá ¿Para qué tanto sacrifico por esta Argentina?”
El les respondía: “Me parece que vale la pena”
Los hijos hoy no hacen más reproches.
“Ahora saben reconocer”, dice Aragona


En siete años hizo una carrera política y llegó a concejal.

¿Ambiciona más?
Con seguridad.

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