La Farolera

Esta nota me resulta rara escribirla y seguramente a ustedes le resultará raro leerla. No es una nota tradicional que comienza con la “cabeza informativa” y sigue con el desarrollo de la pirámide invertida. Ni siquiera sé si es una nota.
Les paso a contar de qué se trata. Eso es: un cuento …con final feliz.

Un día, hace ya dos años, volvía de unas vacaciones con amigas con la firme convicción de comenzar a indagar en los medios, poner en práctica algo de la teoría que me estaban enseñando en la carrera de Cs de la Comunicación.
Después de dar vueltas por una radio metafísica, por un programa nocturno, me choqué (o me chocaron-siempre hay contactos) con Cristian Rompani, hoy colega, pero en ese entonces guía.
De un empujón me introdujo en el mundo del periodismo local, permitiéndome participar de sus proyectos como lo era el noticiero matutino de Radio Identidad, permitiéndome conocer a una persona maravillosa , hoy también colega, como Ezequiel Del Valle.

Y así empecé. Frené, paré, tropecé y volví a empezar. Esa vuelta a las canchas fue distinta porque no tenía “otro trabajo” sino las ganas de vivir únicamente por y para el periodismo.

Recuerdo que era febrero del 2008, y ya la ansiedad me consumía, también había llegado de unas vacaciones y tomé mi precaria agenda de contactos que me había hecho en un primer momento y llamé. Llamé a Rubén Tomasi, editor de este medio y a Mariano Reallini, quien en ese entonces tenía el noticiero de la mañana en Radio Simphony.

Estos dos hombres me dieron la magnifica posibilidad de trabajar. Pero quiero aclarar esto, no solo me ofrecieron un puesto de trabajo sino que me estaban ofreciendo una oportunidad.

Perdón la demora, es que estaba releyendo lo que hasta ahora había escrito y suena a que fue todo muy fácil, y realmente lo fue. Estoy casi convencida de que di con las personas exactas. ¿Suerte? ¿Destino?

En abril del 2008, aproximadamente, en un café, el Sr Tomasi me ofrece hacer un programa de radio, eligiendo yo a mi equipo, y diciéndome que la conducción corría por mi cuenta. “¿Qué?!” fue lo primero que pensé. Muerta de miedo comencé un nuevo desafió. “¿Yo la conducción?”; “¿Y esto como se hace?”.

Comencé por lo más fácil. Volví a aquellas personitas con las que alguna vez soñamos en voz alta un programa de radio para decirles que había llegado la hora. Así fue que con Agustina, Vanina, Clara y Guillermo, compañeros de la facultad, arrancamos “168 Horas Radio” en Radio identidad.

Esto duró poco, solo unos meses. Por esas vueltas de la vida “168 Horas Radio” se pasó a Radio Simphony. Pero, siempre hay un pero, el dueño de Identidad, Luís Maria Facio, nos ofreció quedarnos en el aire de esta emisora con un proyecto distinto.

Pensamos un nombre nuevos, un formato, las columnas, la música, las cortinas y salimos al aire… a volar.

En agosto de este año “Sin Hilos”, así se llama este hijo, cumplió un año. Y fue cerca de esa fecha que decidimos llenar un par de formularios, armar un demo representativo del programa, e ingresar como concursantes del premio "Faro de Oro 2009".

Hace poco mas de un mes me llego un mail, de esos que no son FW, de esos que te cambian la energía del día, para contarnos que "Sin Hilos" había sido nominado para participar de este premio nacional en el rubro "Mejor programa periodístico" y, quien les escribe, nominada al premio "Revelación Femenina en Radio". “Chupate esa mandarina”, pensé para mis adentros.

Este fin de semana todo el equipo viajo a Mar del Plata para “ver que pasaba”.
La entrega de premios estaba fechada en el día sábado 14 de noviembre, comenzando a las 20 horas. Eran las 24 hs y todavía no teníamos novedades de nada, nada de nada. Hambre, sed, un poquito de nervios, y nuestros vestiditos arrugados por tanta espera en la butaca del teatro.

Ya termino, solo le estoy poniendo un poquito de intriga…

Solo un poquito mas…

Es suficiente.
El premio al mejor programa periodístico no lo ganamos. Pero si (¿ya les dije que siempre hay un “pero”?) dijeron el nombre “Laura San José” haciendo referencia a la ganadora del premio "Revelación Femenina en Radio”.

Lo que sigue se resume en puro nervio, salto, grito y alegría.

Me considero una persona muy agradecida. Agradecida no porque poseo la gracia sino porque doy gracias por todo: por el comentario de una concejala que le gustó un perfil, por las felicitaciones de otro concejal que le gustó una de mis notas, por un lector que me manda mensajes de agradecimiento sin yo siquiera conocerlo, por un premio ni pedido ni esperado…

Todo esto no determina mi trabajo, ni me sube a ningún caballo, solo funciona en mí como guía, como la guía que tiene un barco en la inmensa oscuridad del mar y sabe, por eso, que su rumbo esta bien encaminado hacia el faro.