martes, 21 de julio de 2009

Rela(comunica)ción

Para analizar la relación humano-computadora, voy a quedarme con el término relación.
Para que una relación sea buena y rinda sus frutos, debe haber un mínimo de comunicación. Eso es lo que no hay entre el hombre y la máquina y por eso, muchas veces falla esa relación.

En la comunicación tenemos, entre otras cosas, un emisor y un receptor. Veamos qué pasa cuando el emisor es una computadora.
Un cajero automático puede brindarnos una lista de instrucciones para que sepamos cómo tratarlo bien, u opciones con respuestas cerradas tales como “¿Vas a depositar?” “¿Sí o no?”.
Ahora yo me pregunto… ¿eso es un diálogo? ¿Es eso comunicación?

No. Es someternos a los imperativos de una máquina.

¿Qué sucede cuando el hombre es el emisor y la máquina el receptor?
Dos ejemplos.
Muchas veces me encuentro preguntándole a la computadora “¡¿Qué te pasa?!”, y espero por lo menos que, un cartel, no muy luminoso, se presente en el monitor diciendo: “Estoy cansada, linda. Andate a dormir, mañana la seguimos”.
Pero, para mi desgracia y mi desconcierto, eso no pasa.

Segundo ejemplo.
En el momento en que todas las ventanas que tenías abiertas con importantísimos trabajos en proceso se congelan, no responden, se te cuelgan…. En ese momento, también espero una respuesta de la máquina hacia mí, una mínima explicación de porque llegás a estas horas, perdón, lo que quiero decir es por que no me responde.

Hasta acá venía fácil: emisor - receptor. Pero, existen algunas teorías comunicacionales, a las cuales adhiero, que le suman, a ésta compleja trama, las competencias culturales, sociales, económicas, competencia psicológicas, y parapsicológicas también.

Teniendo en cuenta esto, tendríamos que entender que la máquina está estresada, que se siente un objeto de deseo, que se puede sentir usada, mismo, está en su derecho de pensar que no la comprendemos, tan solo por ser máquina. Estamos hablando de la computadora y no de la mujer.
Hay máquina que no son último modelo y pueden, porque no, sentir envidia de las que sí lo son. Pero, querida máquina, la envidia es “mitad falta de seso, mitad inseguridad”, diría un solista en sus cantares.
Así también, las competencias culturales no son algo para pasar inadvertido. Cada una viene con ciertos programas, conocimientos incorporados, agregarle datos depende de su memoria o de la capacidad del disco rígido.
El ser humano también posee una suerte de disco rígido, tal vez ilimitado. Digo “tal vez”, porque muchos envidian a las computadoras en este punto.

Así como la comunicación que la máquina le brinda al hombre depende de todas estas cosas, a la inversa se juega el mismo juego. Y al don pirulero.

Como vemos la comunicación en una relación no siempre es fluida, hay fallas, ruidos, o, muchas veces, ni siquiera la hay. Es aquí donde falla la relación.

¿Como esperamos, entonces, que exista una buena relación entre el humano y la máquina?
¿Cómo esperamos que exista una relación?

La comunicación en todos sus aspectos es fundamental.

Sino, pregúntenle a Cristina que recién ahora está entendiendo la importancia del diálogo.

1 comentario:

  1. Me gustó muchísimo esta nota: entretenida y cómica para una situación cotidiana de muchas personas!

    Y qué pasa cuando una comunicación existe entre dos personas, pero a través de una máquina?

    Muy bueno el Blog! Muchos éxitos señorita por estos nuevos caminos!

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