
(Sep. 2008) Nació en Entre Ríos y a los 15 años se viene a Buenos Aires. Juan Carlos Schneider, concejal por el bloque “Frente para la Victoria”, tiene secuelas de haber sido colorado en su juventud: cutis rosado, algunos reflejos en el pelo color té y la explosión de color rojo que se derrama en sus mejillas con facilidad. Fue encargado de edificio y se afilió al partido Justicialista y empezó a militar: “empecé a participar gremialmente en el Suterh y con este respaldo me presenté como concejal en la lista del Frente para la Victoria”.El Suterh es el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal: “Desde el 96´ hasta el 2005, año en que asumió la banca, fui delegado y congresal nacional de la federaron”, cuenta.
“Mi padre fue un militante del peronismo de la provincia de Entre Ríos y mis tíos también“, dice y agrega que “el peronismo es un sentimiento”.Boca, para él, también lo es.
Se mueve mucho en la silla, se ríe mucho en la vida.
Está casado y es padre de “una hija de 24, otro de 22 otro de 10 y los mellizos que van a cumplir 5 años en octubre”. También es abuelo de 2 nietos. Tiene fotos personales sobre su escritorio.
Tiene la mano derecha que cubre, con cariño, la izquierda.
Cuando era chico tuvo un accidente que lo marcó: “El 3 de agosto de 1976, cuando tenia 12 años, perdí un dedo. Es algo que me quedó marcado”, recuerda con exactitud. En Entre Ríos, con una máquina de campo, “un día de lluvia patiné y caí sobre una máquina, tuve suerte…pude haber perdido toda la mano”, detalla.
Así justifica el hecho: “El destino quiso que pase así, creo que las cosas pasan por que tiene que pasar”.“Uno nace y el destino ya está escrito”, asegura.Hoy es concejal…. ¿Qué paso seguirá en ese libro mágico que alguien escribió y que muchos llaman destino?
“Mi padre fue un militante del peronismo de la provincia de Entre Ríos y mis tíos también“, dice y agrega que “el peronismo es un sentimiento”.Boca, para él, también lo es.
Se mueve mucho en la silla, se ríe mucho en la vida.
Está casado y es padre de “una hija de 24, otro de 22 otro de 10 y los mellizos que van a cumplir 5 años en octubre”. También es abuelo de 2 nietos. Tiene fotos personales sobre su escritorio.
Tiene la mano derecha que cubre, con cariño, la izquierda.
Cuando era chico tuvo un accidente que lo marcó: “El 3 de agosto de 1976, cuando tenia 12 años, perdí un dedo. Es algo que me quedó marcado”, recuerda con exactitud. En Entre Ríos, con una máquina de campo, “un día de lluvia patiné y caí sobre una máquina, tuve suerte…pude haber perdido toda la mano”, detalla.
Así justifica el hecho: “El destino quiso que pase así, creo que las cosas pasan por que tiene que pasar”.“Uno nace y el destino ya está escrito”, asegura.Hoy es concejal…. ¿Qué paso seguirá en ese libro mágico que alguien escribió y que muchos llaman destino?
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