Después de los rumores que circularon durante varios años, el Complejo Tita Merello, que estuvo dedicado a proyectar cine nacional, acaba de cerrar sus puertas definitivamente.
El público se enteró de la medida mediante un cartel que apareció en las puertas del cine, y que culpaba de la decisión al Instituto Nacional de Cines y Artes Audiovisuales (INCAA), por no renovar el contrato que tenía con el complejo desde hacía 15 años, y gracias al cual se había convertido en un Espacio INCAA.
El contrato caducó a fines de 2009, por lo cual al momento de cerrar sus puertas el complejo no proyectaba exclusivamente cine nacional (aunque una de sus tres salas era programada por el INCAA).
Aunque en los últimos años sirvió como espacio a encuentros independientes, como el festival de cine de terror BARS (Buenos Aires Rojo Sangre), la falta de público fue determinante y condenó al complejo a tomar esta extrema decisión. La zona de Suipacha y Corrientes, aunque de gran tránsito de gente, sufre la inseguridad, y es dejada de lado por la atracción que generan en el público de cine los grandes multiplex, con una tecnología y un confort que el complejo nunca tuvo.
Aún se desconoce el destino que tendrán sus instalaciones. La industria cinematográfica nacional sufre, así, la pérdida de otro cine tradicional, como pasó el año pasado con el Cine Cosmos.
Fuente: Reporter
El público se enteró de la medida mediante un cartel que apareció en las puertas del cine, y que culpaba de la decisión al Instituto Nacional de Cines y Artes Audiovisuales (INCAA), por no renovar el contrato que tenía con el complejo desde hacía 15 años, y gracias al cual se había convertido en un Espacio INCAA.
El contrato caducó a fines de 2009, por lo cual al momento de cerrar sus puertas el complejo no proyectaba exclusivamente cine nacional (aunque una de sus tres salas era programada por el INCAA).
Aunque en los últimos años sirvió como espacio a encuentros independientes, como el festival de cine de terror BARS (Buenos Aires Rojo Sangre), la falta de público fue determinante y condenó al complejo a tomar esta extrema decisión. La zona de Suipacha y Corrientes, aunque de gran tránsito de gente, sufre la inseguridad, y es dejada de lado por la atracción que generan en el público de cine los grandes multiplex, con una tecnología y un confort que el complejo nunca tuvo.
Aún se desconoce el destino que tendrán sus instalaciones. La industria cinematográfica nacional sufre, así, la pérdida de otro cine tradicional, como pasó el año pasado con el Cine Cosmos.
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